En mi casa huele a restaurante chino

Llevo más de un mes viviendo aquí y todavía no te he escrito apenas nada sobre el lugar y la gente que me rodea. Está bien, vamos por orden de mayor a menor, ¿de acuerdo? Lo primero de todo es el barrio porque de la ciudad ya te hablé. Aunque administrativamente estoy en Headington, físicamente me encuentro más cerca de Marston, barrio muy tranquilo y apacible. Apenas hay tiendas ni nada que no sean filas y filas de casas con jardines. Es un vecindario de gente de clase media-alta (cerca está New Marston que es de ricos, directamente, y los ricos en Oxford tienen mucho mucho pero que mucho dinero). Se ven casas grandes, con jardines muy bien cuidados y coches caros aparcados fuera, para que todo el mundo los vea y el dueño pueda presumir. La gente vive despreocupada, no hay ruidos molestos y casi todo el mundo es de raza blanca. Muy pocos inmigrantes pueden permitirse una casa aquí. El bienestar abunda y los niños mimados con descapotables también. La calidad de vida es alta y es un buen lugar para vivir tranquilo y para aburrirse. Justo delante de mi casa hay una residencia de la 3ª edad, así que imagínate la calma que reina en esta zona. Lo bueno que tiene es que no está demasiado lejos del centro (yo tardo menos de 20 minutos andando). Además hay una gran cantidad de aves que trinan que da gusto oirlas y alguna ardilla se deja ver de vez en cuando en un árbol que hay delante mi ventana (en el jardín de la residencia).

Mi casa no está totalmente aislada, sino que tenemos otra casa adosada. Como todas las casas, tiene jardín delantero y trasero además de un garaje no muy grande, lo justo para un coche. No es ostentosa sino más bien discreta y no llama la atención. Tiene tres habitaciones, dos grandes y una pequeña, un salón comedor muy amplio, un servicio en el garaje y un cuarto de baño arriba. Ah, y la cocina, que no se me olvide. Una pareja la tiene alquilada como 'casa familiar' y luego ellos realquilan las otras dos habitaciones restantes. La mía es la más pequeña, muy pequeña de hecho. Tiene un pequeño armario empotrado, un escritorio, una estantería pequeña y una gran cama muy cómoda pero que quita mucho espacio. De hecho, apenas tengo sitio para estar de pie pero ¿quién quiere estar de pie cuando puede estar tumbado en esta gran cama? Aunque es tan pequeña es perfecta para mí puesto que no necesito más y me desenvuelvo muy bien aquí. Además es muy barata para ser Oxford (que ya te dije que es carísimo, y cuanto más miro más me doy cuenta de lo barata que es, todo el mundo me lo dice).

Cuando llegué vivíamos 5 personas. Había una pareja de polacos (hay muchos aquí) muy agradables y educados. Se llamaban Tadeusz (Ted para los amigos) y Malwina. Hacían muy poco ruido y eran muy amables. Él era arqueólogo, como yo, pero trabajaba en un hotel. Ella era veterinaria. Decidieron volver a Polonia hace unas semanas repentinamente (y me han dejado un montón de comida). Nos dimos los e-mails y de vez en cuando nos escribimos a pesar de que tuvimos poco tiempo de conocernos en persona. Cuando se fueron llegó Thomas, otro chico polaco también muy majo y educado que trabaja programando software (es increíble, es capaz de manejar mi Güindous aunque esté en español porque se lo sabe de memoria). Está casado pero su mujer vendrá dentro de 3 meses y juntos buscarán un apartamento. Le encanta el gimnasio, es muy fuerte y come mucho. Y por fin está la pareja que alquila la casa y nos realquila las habitaciones. Son chinos. Sí, sí, chinos de la China, de Sanghai concretamente. Sin embargo, hablan inglés muy bien porque llevan varios años viviendo aquí y anteriormente vivieron en Alemania (también hablan alemán perfectamente). Han viajado mucho y han hecho turismo por media Europa así que están bastante occidentalizados y no son los típicos chinos que estamos acostumbrados a ver en los restaurantes. A pesar de eso, siguen cocinando comida china y comiendo con palillos (en la cocina tenemos un cajón de cubiertos europeos y otro de orientales). Él se llama Chao y es un hombre muy apacible, tranquilo, sonriente y siempre tiene buenas palabras. Te ayuda en todo lo que puede y es todo amabilidad. Le gusta jugar al badmington y le encantó Barcelona y la arquitectura de Gaudí. Tiene 35 años y es científico. Me quedé con la boca abierta cuando me dijo que trabaja aquí en un laboratorio investigando para la búsqueda de la vacuna del sida. Es decir, estoy conviviendo con un futuro Premio Nobel. Ella se llama Vanessa aunque evidentemente ¡tiene un nombre chino que no me quiere decir! Tampoco me quiere decir su edad y sólo me contesta entre risas que es un secreto pero que es más joven que Chao. En general es amable aunque está muy agobiada porque hace muchas cosas en casa y además trabaja de enfermera en un hospital muy importante aquí. Intenta que todo vaya bien... a su manera, pero no se enfada si yo lo hago a la mía. A menudo tiene buenos consejos sobretodo para la cocina. Eso sí, es muy ahorrativa e incluso hace que yo ahorre dinero prestándome lo que sea si lo necesito o haciendo la compra a medias para aprovechar las ofertas. Cuando le cuento los "chollos" que me compré en China se enfada porque me dice que me engañaron por ser extranjero y que la próxima vez vaya con ella a Sanghai que me lo compra todo ¡a mitad de precio o menos! La verdad, me compré un cd en Pekín original y en una tienda de música por 2€ y me fui muy contento, pero ella dice que me timaron. Le gusta la ropa de Zara, pero aquí es una tienda cara y se arrepiente de no haber aprovechado cuando estuvo en España para comprar allí. Yo le digo que primero se viene de compras conmigo a España y luego yo me voy con ella a China y así todos contentos.

En fin, no muchos inmigrantes se pueden permitir una casa en Marston, pero aquí estamos la excepción que confirma la regla. Sin embargo, a finales de junio de este año tendremos que abandonar esta casa porque Vanessa y Chao se han comprado casa propia. Me han ofrecido irme con ellos pero está más lejos así que aún no sé qué haré...