El jueves 3 comencé un viaje que nunca hubiera esperado que fuera tan bueno. Como te dije en una entrada anterior, me fui a Brno, en la Repúbilca Checa, para jugar la Copa Winckelmann, un torneo de fútbol para arqueólogos y gente relacionada con la profesión. Fui junto con otros seis colegas de la empresa: Markus y Anna de Alemania (aunque ella es medio escocesa), Joe y Gary de Inglaterra, Mike de Escocia y Sergio de Portugal. Markus fue la persona que organizó esto ya que él ha participado muchas otras veces y tenía algunos amigos que iban a jugar bajo el nombre de Dragones de Cardiff (él pasó allí algunos años). Metimos todas nuestras cosas, tiendas de campaña y balón de fútbol en la furgoneta y nos pusimos en marcha para la excitante aventura.
El primer día condujimos hasta Dover para coger el ferry a Dunquerke. Después nos dirigimos a Alemania, donde pasamos la primera noche en casa de Markus. No hay mucho más que contar sobre el primer día salvo que condujimos a través de 5 países: Inglaterra, Francia, Holanda, Bélgica y Alemania. La furgoneta era una especie de bus-de-la-alegría con la música y las risas a tope.
El segundo día cruzamos Alemania y llegamos a la República Checa después del mediodía. Lo primero que hicimos fue parar y pagar el impuesto de circulación para las autopistas (lo pagas aparte y lo pegas en el parabrisas, no tienes que parar y pagarle a un tío en una caseta a cada rato). Fue sorprendente ver cómo todo el mundo tenía las luces encendidas (aunque aún era media tarde) y conducían respetando siempre los límites de velocidad (¡no como en Alemania!). El país no es enorme pero Brno está bastante lejos hacia el Este así que aún nos costó un rato llegar allí. Cuando estábamos cerca del lugar, lo pudimos ver desde la autopista pero no lo encontrábamos al dejar esa carretera. Estuvimos conduciendo por una carretera chunga hasta que llegamos a una casa muy humilde en medio del campo donde un tipo con pinta de granjero nos indicó muy amablemente el camino más corto para llegar a nuestro destino: Podoli. Vimos al hombre señalando hacia un camino de cabras, dos pistas de tierra con algo de hierba en medio. No teníamos más elección que seguir esa "carretera" y así lo hicimos. A pesar del GPS volviéndose totalmente loco intentando encontrar una carretera en condiciones, finalmente nos las apañamos para llegar al lugar gracias al humo que salía de las hogueras que estaban encendiendo para asar la carne de la cena. ¿Quién se preocupa de la moderna tecnología de un GPS cuando tienes humo para seguir? ¡Los viejos métodos aún funcionan!
Una vez en el sitio levantamos las tiendas y fuimos presentados al resto de Dragones: Nick e Ian de Inglaterra, Martin de Alemania y Nao de Japón (¡quien no sólo era una de las mejores chicas del torneo sino que probablemente uno de los mejores jugadores!). También otro chico alemán llamado David jugó con nosotros además de con su equipo (una vez allí todo el mundo juega con otros equipos). Entonces, el evento empezó... Había 34 equipos de 10 países diferentes: Alemania (la mayoría) República Checa, Eslovaquia, Austria, Suiza, Holanda, Bélgica, Polonia, Italia y Gales. Cuatro campos de fútbol, cientos de tiendas alrededor, música, barbacoas, montones de gente, montones de cerveza, montones de diversión, ¡allí tenías todo lo que necesitas! Me presentaron al equipo italiano, amigos de Markus, y pasé la mayor parte de la noche hablando con ellos. Se llamaban los Maradonas Neapolis. Me encontré con algunas personas que hablaban español aunque todo el mundo hablaba inglés fluidamente así que no había problemas de comunicación. Yo había aprendido algunas palabras en checo y me encantaba decirlas mientras los checos alucinaban conmigo y me enseñaban más. Esa noche acabó tarde y fue fácil dormir debido al cansancio (y la borrachera...)
El tercer día nos levantamos tempranillo por la mañana, cuando el campamento volvía despacio a la vida. El desayuno estaba siendo servido y la gente se estaba preparando para la competición. Pense que no me importaba mucho el fútbol pero una vez allí, Dios... ¡¡quieres ganar!! Los Dragones jugamos bien los primeros partidos aunque yo no jugué el primero y luego jugué pocos minutos del segundo. Sin embrago, ganamos ambos así que estaba contento aunque era muy frustrante no saber jugar al fútbol para aportar mi granito de arena. Markus, Martin, Ian, David, Nick, Sergio, Nao y Mike (portero) eran los mejores jugadores de nuestro equipo y jugaron un fútbol muy bueno. Pero por desgracia Ian se hizo daño en un pie y no pudo jugar tan bien más tarde. Empezamos bien pero perdimos un partido crucial y fuimos eliminados así que el resto de partidos fueron para clasificarse del 9º al 16º puesto. Fueron divertidos en realidad ya que nadie se los tomaba demasiado en serio y pude jugar más. Mucha gente nos animaba porque, como nos contó Markus, a todo el mundo le gusta nuestro equipo por ser el único equipo británico (ninguno de nosotros de Cardiff, dicho sea de paso).
Después de los partidos cenamos por la noche y luego hubo más fiesta. Creo que hablé con todo el mundo y todo el mundo me hablaba, preguntándome cuándo veremos un equipo de España. ¡Ser parte de los Dragones de Cardiff era muy guay y un gran orgullo! Simplemente les gustabas por esa razón y la gente era muy agradable, amistosa, habladora, divertida... ¡Incluso pusieron algo de música en español! Estuve hablando un largo rato con un tipo eslovaco y también con otro medio húngaro que hablaba algo de español, muy majo. Pasé otro rato bebiendo y echando unas risas con mi equipo y escuchando a otros equipos cantar divertidos cánticos contra otros (Markus nos tradujo los más graciosos porque la mayoría cantaban en alemán). También dormí muy bien aquella noche por el cansancio (y la borrachera de nuevo... jeje).
El cuarto día era el último allí. Nos levantamos prontito y jugamos algunos partidos más. No estaban tan organizados como los del día anterior porque no eran tan importantes. Otros jugadores jugaron con nosotros porque Ian estaba lesionado, Nick no se encontraba bien y Martin y Nao ayudaron a otros equipos que jugaban partidos importantes. Jugamos contra un equipo muy majo compuesto en su mayoría por chicas de la Universidad de Jena y fue un partido muy divertido. Tuvimos que lanzar algunos penaltis al final y una de las chicas ¡se quitó la camiseta y chutó su penalti sólo en bikini para poner nervioso a nuestro pobre Mike! Chorradas como esas hicieron que los últimos partidos del torneo fueran muy agradables de jugar aunque no había nada por lo que competir.
Después de nuestros partidos nos dimos una ducha y empaquetamos nuestras cosas, las pusimos en la furgoneta y nos preparamos para salir tan pronto como la final hubiese terminado. No podíamos perdernos la final, no sólo porque siempre es un partido interesante sino porque teníamos amigos en ambos equipos. Nao y Martin jugaban con Berlín y el otro era el equipo de nuestros amigos italianos: Maradonas Neapolis. El partido fue muy intenso y ambos equipos jugaron un buen fútbol. Aunque el resultado fue un poco corto: 1-0. ¡¡Pero ganaron los Maradonas!! Tengo que admitir que me gustaban ambos equipos pero prefería que ganasen los italianos ya que siempre tengo un sentimiento de amistad hacia Italia después del tiempo que he pasado allí. Y la mayoría de la gente les animaba porque ellos son, junto con nosotros, el único equipo que no es de Europa central. Apenas pude felicitarles después del partido porque teníamos que salir a toda prisa: aún teníamos un largo viaje por delante.
Pasamos el resto del día conduciendo de vuelta a casa de Markus donde sus padres fueron extremadamente amables y nos estaban esperando con una cena deliciosa que realmente necesitábamos después de esos duros días. Esa noche dormí muy bien debido sólo al cansancio. Al día siguiente, Markus se quedó en su casa, dejamos a Anna la noche anterior así que los demás seguimos conduciendo al Reino Unido, relajados pero aún riendo, recordando el buen rato que tuvimos en Brno. El viaje de Dunkerque a Dover fue horrible para mí y me mareé mucho en el ferry. Afortunadamente los otros condujeron la mayoría del tiempo y yo tuve que conducir sólo la última hora o así hasta Oxford. Una vez en casa, mirando hacia atrás, todas las anécdotas que pasaron durante esos 5 días parecían como si hubieran pasado en dos semanas porque eran tantas...
Bueno, la cosa no terminó ahí. Tuvimos un epílogo. El sábado posterior fue la fiesta de verano de la empresa (celebrábamos el 35º aniversario) y había un pequeño torneo de fútbol para equipos internos de la compañía. ¡Creo que ninguno de nosotros dudó un segundo cuando vimos la oportunidad de ser un Dragón de Cardiff de nuevo! De hecho, a esas alturas habríamos buscado excusas para jugar todas las semanas si fuera posible, jajaja. La fiesta estuvo bien y no jugamos mal pero no teníamos a algunos de nuestros mejores jugadores. Bueno, quizá no fuimos un gran equipo pero éramos un EQUIPO.
Vete al yacimiento, a la clase, al laboratorio, a la facultad, al departamento... y consigue algunos amigos y amigas para hacer un equipo. ¡Los Dragones de Cardiff esperamos verte en la Copa Winckelmann 2009 en Bamberg (Alemania)!