El puchero, McGyver, X, Y & Z.
Por suerte y para mi sorpresa, no paro de hacer cosas interesantes, estar con gente interesante, ver sitios interesantes y estar tan ocupado como para no poder contarlo todo en el blog. Durante los últimos días me lo he pasado especialmente bien. En casa bien (ya te contaré), y en el trabajo también bien (paso de contarte, que hay cosas más interesantes). Hace dos domingos estuve con Vanessa y Chao, la pareja china con la que conviví los primeros tres meses que estuve en Oxford. Tenía muchas ganas de verles, sobretodo porque esperan una niña para finales de Diciembre y estoy muy contento por ellos. Será mi 'sobrinita' china.
Vinimos a mi nueva casa para que la vieran y les gustó mucho. Es importante tener la aprobación de Vanessa que ella de esto sabe mucho, jeje. Luego fuimos a su casa y me invitaron a cenar, comida china evidentemente. Pero la comida china, por si no lo sabes visitante te lo digo yo, es totalmente diferente cuando la cocina un chino en su casa, desde luego no es como la de los restaurantes. Vanessa puso comida para alimentar un ejército y todo estaba buenísimo. Lo divertido fue en realidad la forma de prepararlo y comerlo, ya que fue como una especie de 'fondue' pero de origen chino y llamado huoguo. Había una mesa grande con el puchero enorme en el centro rodeado de comida troceada por todos lados. El puchero tenía el caldo hirviendo con algunos ingredientes ya dentro y simplemente íbamos metiendo los trocitos de comida poco a poco en pequeñas cestas para que se cocinaran en el caldo. ¡Qué bueno estaba todo! Encima, como ibas comiendo a poquitos, no te dabas cuenta de todo lo que comías hasta que parabas un momento, te tocabas el estómago y notabas que estaba a rebosar, jajaja.
Fue divertido probar esa forma tan tradicional de comida. Vanessa y Chao me explicaron cómo hacerlo, qué combinaba mejor con qué, cuánto tiempo había que dejar las cosas en el caldo (a Vanessa por ejemplo le gusta que las verduras estén poco tiempo porque dice que si no pierden sabor y vitaminas, y tiene razón) y también me dijeron que es habitual comerlo en ocasiones especiales, por lo que me sentí muy honrado de que lo hubiesen preparado por mi visita. Es típico por ejemplo comerlo en el Año Nuevo chino.
Bueno, aparte de la comida, también me alegré de poder charlar con ellos, de que me contaran lo que han hecho últimamente, los planes que tienen... Y de poder contarles lo mismo sobre mí. Aunque sólo vivimos juntos 3 meses, fueron las primeras personas que conocí en Oxford y me ayudaron en todo lo que necesité. Siempre es agradable volver a verles y seguir en contacto. A pesar de que no es muy a menudo, vemos que "seguimos estando ahí". ¡Y ya tengo ganas de conocer a mi 'sobrinita'!
¿Qué tiene todo esto que ver con McGyver? Nada, por supuesto. Eso es otra historia. Algo tonto que surgió sin planearlo. El lunes siguiente quedé con Javier y Nico, dos de mis primeros y mejores amigos aquí que les conozco de la empresa. Fuimos a cenar algo por ahí y luego estuvimos viendo una peli que, efectivamente, era de McGyver. Una especie de fusión de dos capítulos que hicieron al final de la serie. Algo terrible, puesto que McGyver se supone que era arqueólogo (¿alguien lo sabía?) y nos estuvimos echando unas risotas viéndolo, ya que como suele ocurrir en estos casos, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Estuvo bien, espero que lo hagamos más a menudo.
Y por último quiero contarte lo que hice el pasado sábado, algo así como 'Paseando a Miss Daisy' jajaja (espero que estas Miss Daisy no se enfaden por lo que acabo de escribir). Estuve en Burford, un precioso pueblecito que ya había visitado antes, con otras tres personas, quienes me han pedido expresamente que no mencione sus nombres, edades, sexos e incluso disciplinas a las que dedican su labor profesional, por lo que he decidido llamarles X, Y, Z -utilizaré el género masculino para hablar de ellos por comodidad, lo cual no implica que sean necesariamente varones-. La razón de tanto secretismo es que se medio avergüenzan de su comportamiento enfermizo, jajaja. Sí, son unos enfermos. Adictos hasta nublárseles la vista cuando huelen su dosis de...
Alquilamos un coche y les llevé a comprar libros a una librería un tanto especial (versión en inglés). La excursión más bien pareció en realidad una incursión vikinga sedienta de saqueo. Ya en el coche se mascaba la tragedia: "Vamos a gastar cantidades obscenas de dinero, como en Pretty Woman, jajaja". Una vez allí, se movían entre las estanterías con celeridad, comprobando libros, haciendo montoncillos y juntándolos con otros montoncillos para acabar haciendo un montonazo. "¡Vamos a la otra sala, que esa no está puesta en internet!" y allí se lanzaban como si hubiera que salvar los libros de las hogueras de la Inquisición.
Luego llegaba el momento de ser realista y seleccionar sólo aquellos absolutamente necesarios y las auténticas gangas, es decir, el 90% de los libros del montonazo. Y luego una criba más y otra más y otra... Hasta que la cantidad era 'sólo' obscena. Haciendo cuentas del montante final, X le comentaba Y: "Pensar que tus herederos van a acabar vendiendo esto al peso..." Fue una mañana bien entretenida entre tantos libros. Yo mismo estuve muy cerca de comprarme una edición pequeñita de Las Metamorfosis de Ovidio en latín impresa en 1650 (me lo tuve que leer en la universidad y me encantó) que no estaba tan caro... £80. Pero en este momento tengo otros gastos y me parecía una locura permitirme ese capricho. Después de semejante desgaste, nos metimos una merecida comida entre pecho y espalda y... ¡¡Z aún decidió llamar por teléfono para que no recolocaran los libros que había descartado porque se arrepintió y dijo que volvería después de comer a por ellos!! Lo que te digo, de enfermos... Joder, y qué mal lo pasé yo teniendo que dejar aquella edición de Las Metamorfosis encuadernada en blanco, con el borde de las páginas en dorado después de haberla manoseado durante 15 minutos... ¡snif!
En fin, me quitaré las penas mañana miércoles. ¡Me voy de conciertazos a Londres! Además voy con una compañera de la empresa que me está descubriendo un montón de bandas y con Seóirse, un amigo que ya no vive en Oxford, no veo desde hace tiempo y le gusta tanto la música como a mí (¿quizá más? naaa...)
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