Con todo a cuestas
No encuentro el momento para sentarme un segundo y contarte lo que he hecho en las últimas semanas. He estado extraordinariamente ocupado y espero otras semanas igualmente hasta arriba de cosas por hacer. Hay varias razones para ello. Algunas son buenas como la visita de un amigo que he tenido durante unos días. Aunque no he tenido mucho tiempo de enseñarle la ciudad, él venía por un propósito diferente así que ya se ha mantenido ocupado en otras cosas él mismo. Luego yo pasé en Berlín cuatro días visitando a otro amigo y ex-compañero de trabajo de Oxford. He pasado unos días excelentes allí, disfrutando de la ciudad, la zona en la que vive, visitando algún museo y centro cultural y asistiendo a uno de los principales eventos gays de Europa. Luego también he retomado los entrenamientos de baloncesto y las clases de alemán después del verano, lo cual es bueno y estaba ya empezando a echar en falta ambos. Pero las principales razones por las que estoy tan ocupado son dos: trabajo y búsqueda de piso.
Las cosas en el trabajo van bien pero estamos trabajando mucho para terminar un proyecto enorme. Todavía quedan algunas semanas y estaremos probablemente trabajando días interminables hasta el último minuto. La buena noticia es que me han subido el sueldo, aunque no es algo directamente relacionado con el trabajar duro. Es algo que ha sucedido a todos los que trabajan en mi agencia. La otra noticia es que, como dije en la entrada anterior, nos hemos mudado a otra oficina. Está bastante guay y ahora trabajo en la planta 10 de una torre en un distrito de negocios muy cerca del aeropuerto. La oficina tiene ventanas por todos lados así que la luz del día está siempre presente. Además, las vistas son preciosas (el bosque a un lado y la ciudad al otro) y podemos ver los aviones acercándose al aeropuerto para aterrizar cada pocos minutos. ¡Esperamos que sepan bien dónde aterrizar porque nos pasan muy cerca! Lo malo son las conexiones con la ciudad: hay menos opciones y cuesta más que desde la otra oficina (así que eso es más tiempo perdido todos los días esperando al tren -y está demasiado lejos para caminar).
La búsqueda de piso ha sido intensa por unos cuantos días pero finalmente he encontrado algo: ¡¡ya tengo mi propia casa!! Me dieron las llaves el martes pasado y ya he empezado a meter cosas. Espero mudarme allí para finales de este mes (bueno, o tan pronto como tenga una conexión a internet allí). Está justo en el centro de la ciudad, casi imposible estar más céntrico. Como muchos lugares en el centro de una ciudad de tamaño medio-grande, tiene tres características: es pequeño, caro y ruidoso. ¿Qué esperabas? Pero a mí me encanta. Es un diminuto estudio con cocina y baño separados. El ruido del tráfico no me molesta en realidad; la única cosa mala son las ambulancias y la policía, que yo creo que en este país meten más ruido que en otros. Pero eso es algo que también he tenido que sufrir donde estoy ahora mismo, así que sobreviviré... Está en unas condiciones excelentes y en un edificio muy limpio y bien cuidado. De todas formas, no sólo me costó algo de tiempo encontrarlo, sino que ahora viene la no más relajante tarea de comprar todo lo que necesito para vivir allí: desde una cama hasta papel higiénico. Esto me estresa obviamente porque tengo que tener cuidado con cada euro que me gasto (he tenido que soltar mucha pasta para la fianza y para la agencia que lo encontró) y porque no tengo tiempo de mirar las mejores ofertas debido a las horas extra que estamos currando...
Estoy haciéndolo poco a poco y tengo unas ganas enormes tanto de terminar el proyecto como de asentarme en mi nueva casa. Espero pasar allí mucho tiempo. Bueno, al menos algo más tiempo que en cualquiera de mis anteriores casas en el Reino Unido y el Golfo Pérsico. Ha estado bien moverme tanto y ver tantos lugares pero estoy cansado de hacer maletas, deshacerlas y arrastrar todo conmigo tan a menudo. Esta vez me quedo a no ser que algo demasiado malo o demasiado bueno suceda.
2 comentarios:
Amigo Rafael,
la verdad es que la vida del currante es como es, bien venido a este maravilloso mundo de perversión, en el buen sentido de la palabra. No te preocupes, las malas sensaciones son como ir al baño sin papel, pasan una vez que has atravesado la puerta de salida del baño.
Por otra parte, piensa que todas las horas extra que estás haciendo, que espero te paguen, servirán para compensar ese dinerillo que has tenido que soltar. Además, si te pasas todo el día currando no tienes tiempo para gastar lo poco que te queda; ves, no todo es malo en la vida del currante.
Bueno poco más, me alegro de que la vida no te trate tan mal como a otros y recuerda, el sol puede llegar a molestar si las vidrieras son muy grandes.
Saludos.
Hola Marisol.
Me encantan tus metáforas :-) Sí, todo va pasando y desde luego que el dinerito de las horas extra (que sí me las pagan, o puedo elegr también guardarlas para vacaciones) me va a venir muy bien.
Desde luego que la vida no me trata mal, al contrario. Siempre hay mejores y peores momentos, pero siempre ha habido al final una puerta. Además, yo no me dejo. Creo que yo le trato peor a ella... Y, como decía una canción de Fangoria que me gusta mucho y ya mencioné en este blog en algún punto: "Siempre he sido fuerte aunque a veces he dudado si la suerte no se ha reído de mí".
Tendré limpios los cristiales de mis vidrieras para que entre todo el sol y bien engrasado el mecanismo de la cortina para echarla en caso necesario. Que no me molesten, que, como decimos mucho en la oficina porque alguien lo ha oído en la tele, "no tengo el chichi para farolillos".
Saludos para ti también :-)
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