Yo estuve en 2014, y sobreviví
No puedo quejarme de vida. Nunca me han pasado desgracias muy grandes
por el momento y espero que las cosas sigan así. Pero 2014 ha sido hasta
ahora el año más cabrón de mi existencia, no me cabe duda. Tenía que
pasar... Una
cosa buena de esto es que no me ha pillado por sorpresa, tan previsor
como suelo ser yo. Los cambios vinieron incluso un poco antes de lo que
los esperaba pero aún así he sufrido, llegando a tener dolor
físico por la ansiedad y la incertidumbre de ver cómo iba a salir
todo. Pero al menos he recibido finalmente esa patada en el culo que
necesitaba para ponerme en marcha. Me he dado cuenta de que puedo llegar
a preocuparme en exceso inútilmente por las cosas que no controlo, lo
que aumenta la ansiedad, el malestar y el dolor. (Nota mental: tengo que
manejar estas
situaciones mejor cuando se presenten otra vez.) Ahora bien, lo que creo
que no se me puede
achacar es el permanecer inmóvil ante la adversidad y el no aprovechar
el problema para convertirlo en una oportunidad. Creo que se puede decir
que, a pesar de ir acojonado, he acabado cogiendo el toro por los
cuernos. Ahora la cosa está mejor y yo mucho más tranquilo. Tampoco he
escogido el
camino más fácil, sino el que creo que es el mejor. Estoy orgulloso de eso,
sea cual sea el resultado final. Creo que estoy haciendo lo correcto.
Otro aspecto muy reseñable es la cantidad de ayuda que he recibido de
amigos, algo impagable y que hace posible que siga feliz. Sin ellos, ni
toro, ni cuernos, ni nada.
Tras un tumultuoso 2014 que ha acabado con mis huesos en el paro, en una escuela y en otra ciudad, ha llegado un 2015 que tampoco me va a proporcionar estabilidad. Ahora estoy en eso de ver si consigo calmar al toro, porque lo tengo agarrado pero aún puedo salir volando. La idea de tomarme un año sabático aprendiendo alemán es buena pero necesita continuidad para ser la mejor y no convertirse en una pérdida de tiempo y de dinero (y acabar por ahí hostiado). De hecho, esas son mis dos obsesiones ahora: el tiempo y el dinero. Cada vez tengo más canas en la barba, menos pelo en la cabeza y menos euros en la cuenta corriente... Pero aún me quedan pelos y euros, ssí que no creo que prestar atención a unas obsesiones tan absurdas ahora mismo sea una buena manera de tomarme la vida. Ha llegado el momento de empezar a prestar atención al siguiente paso, que vendrá antes de arruinarme y quedarme calvo.
Para que todo esto tenga sentido, necesito encontrar una motivación, una razón para seguir. No basta con ir a la escuela a aprender alemán y estar el resto del tiempo tan ricamente contando las flores a los lados del camino. Necesito fijar la mirada en algo e ir a por ello, dándolo todo, y pasar olímpicamente de las flores; incluso del camino si no me lleva adonde quiero. No sería la primera vez que agarro el machete y me pongo a cruzar la jungla salvaje (cagadito de miedo, vale, ¡pero con un machete del copón!). Es por eso que hace ya semanas que he empezado a mirar las posibilidades de estudiar algo más en Alemania, mi primera opción aunque no descarto otras. Para ello, necesito alcanzar un nivel excelente para Septiembre. Podría quizá incluso permitirme esperar hasta Abril de 2016, pero ahí entran en juego las dos obsesiones que tengo: ese tiempo y ese dinero. Estoy de acuerdo en que no deben ser lo que guíe mi vida pero, por desgracia, sí que tengo que tenerlas presentes. Sobretodo la del dinero... En el mejor de los casos, puede que esté incluso más de 3 años sin trabajar hasta que consiga terminar unos estudios y encontrar una fuente de ingresos después. Y para entonces ya tendré 36 años (siendo optimistas), más sal que pimienta en la barba y ni un euro.
Así que, de momento, la vista está puesta fija en Septiembre. Si paso el examen de idioma, podré tener acceso a estudios superiores en este país de bebedores de cerveza y comedores de salchicha que tanto me gusta. Si no, estaré jodido, no habré controlado al toro y acabaré lanzado por los aires, corneado y sin gloria. Veremos lo que pasa... aunque en peores plazas hemos toreado.
Tras un tumultuoso 2014 que ha acabado con mis huesos en el paro, en una escuela y en otra ciudad, ha llegado un 2015 que tampoco me va a proporcionar estabilidad. Ahora estoy en eso de ver si consigo calmar al toro, porque lo tengo agarrado pero aún puedo salir volando. La idea de tomarme un año sabático aprendiendo alemán es buena pero necesita continuidad para ser la mejor y no convertirse en una pérdida de tiempo y de dinero (y acabar por ahí hostiado). De hecho, esas son mis dos obsesiones ahora: el tiempo y el dinero. Cada vez tengo más canas en la barba, menos pelo en la cabeza y menos euros en la cuenta corriente... Pero aún me quedan pelos y euros, ssí que no creo que prestar atención a unas obsesiones tan absurdas ahora mismo sea una buena manera de tomarme la vida. Ha llegado el momento de empezar a prestar atención al siguiente paso, que vendrá antes de arruinarme y quedarme calvo.
Para que todo esto tenga sentido, necesito encontrar una motivación, una razón para seguir. No basta con ir a la escuela a aprender alemán y estar el resto del tiempo tan ricamente contando las flores a los lados del camino. Necesito fijar la mirada en algo e ir a por ello, dándolo todo, y pasar olímpicamente de las flores; incluso del camino si no me lleva adonde quiero. No sería la primera vez que agarro el machete y me pongo a cruzar la jungla salvaje (cagadito de miedo, vale, ¡pero con un machete del copón!). Es por eso que hace ya semanas que he empezado a mirar las posibilidades de estudiar algo más en Alemania, mi primera opción aunque no descarto otras. Para ello, necesito alcanzar un nivel excelente para Septiembre. Podría quizá incluso permitirme esperar hasta Abril de 2016, pero ahí entran en juego las dos obsesiones que tengo: ese tiempo y ese dinero. Estoy de acuerdo en que no deben ser lo que guíe mi vida pero, por desgracia, sí que tengo que tenerlas presentes. Sobretodo la del dinero... En el mejor de los casos, puede que esté incluso más de 3 años sin trabajar hasta que consiga terminar unos estudios y encontrar una fuente de ingresos después. Y para entonces ya tendré 36 años (siendo optimistas), más sal que pimienta en la barba y ni un euro.
Así que, de momento, la vista está puesta fija en Septiembre. Si paso el examen de idioma, podré tener acceso a estudios superiores en este país de bebedores de cerveza y comedores de salchicha que tanto me gusta. Si no, estaré jodido, no habré controlado al toro y acabaré lanzado por los aires, corneado y sin gloria. Veremos lo que pasa... aunque en peores plazas hemos toreado.
2 comentarios:
Hola, yo también pondré mi vista en septiembre contigo y cruzaré los dedos para que apruebes el examen. Y cuando eso ocurra: ¿has pensado que quieres estudiar? ¿dan becas?
Lo estoy pensando. Y becas para un extranjero que pasa ya largo de 30 no creo que haya, no.
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