A cara de perro
Ya está, lo estoy haciendo de nuevo. Hace tiempo que me prometí que iba a dejar de adaptarme al mundo e iba a hacer que el mundo se adaptase a mí.
Pero he bajado la guardia y de nuevo me he dejado invadir por una
esperanza vana, permitiendo una felicidad tontuna que en realidad no me
lleva a ningún lado y adormece mi voluntad real. Me ha vuelto a pasar
que acelero o freno cuando otros lo necesitan, no cuando yo quiero. Me
ha vuelto a pasar que mi situación depende de lo que otros quieran hacer
o deshacer, y yo esperando que me lo digan para adaptarme a ello. Me ha
vuelto a pasar que presto más atención a lo que pienso que a lo que
siento, pero lo que siento me dice que no siga por este camino. Así que
tengo que buscarme otro camino... o hacer el mío propio. Me estoy
convirtiendo en una persona amarga y no me apetece. Ni los que me rodean ni yo nos lo merecemos.
Si 2013 fue para mí un año de cambios internos, lo que llevamos de 2014 no está viendo precisamente que las cosas se asienten, pero ya ni interna ni externamente. Llega de nuevo el momento de jugar mis cartas. Si hasta ahora creo que no me he equivocado en ninguna de las decisiones que he tomado, no veo por qué empezar a temer nada a estas alturas. No se trata sólo de la suerte: esto es una partida de cartas y no la ruleta. Hay que ver lo que tienes, ser cauto, paciente, astuto, mantener la cabeza fría y hacer cada cosa en su momento. La partida no es fácil pero creo que tengo buena baza y tengo pasta para apostar. Tampoco creo que la partida vaya a ser corta... pero aún tengo tiempo.
Mi vida de adulto comenzó en algún momento entre el 22 y el 24 de Octubre de 2001. Yo tenía 20 años entonces. A partir de ese momento tuve conciencia de que las decisiones que tomase iban a tener relevancia quizá para el resto de mi vida.
Si 2013 fue para mí un año de cambios internos, lo que llevamos de 2014 no está viendo precisamente que las cosas se asienten, pero ya ni interna ni externamente. Llega de nuevo el momento de jugar mis cartas. Si hasta ahora creo que no me he equivocado en ninguna de las decisiones que he tomado, no veo por qué empezar a temer nada a estas alturas. No se trata sólo de la suerte: esto es una partida de cartas y no la ruleta. Hay que ver lo que tienes, ser cauto, paciente, astuto, mantener la cabeza fría y hacer cada cosa en su momento. La partida no es fácil pero creo que tengo buena baza y tengo pasta para apostar. Tampoco creo que la partida vaya a ser corta... pero aún tengo tiempo.
Mi vida de adulto comenzó en algún momento entre el 22 y el 24 de Octubre de 2001. Yo tenía 20 años entonces. A partir de ese momento tuve conciencia de que las decisiones que tomase iban a tener relevancia quizá para el resto de mi vida.
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