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7 jun 2013

Sediento

Habitualmente se utiliza el ejemplo del vaso de agua medio lleno o medio vacío para determinar si una persona es optimista o pesimista. A mí nunca me ha funcionado ese ejemplo, no me sirve. No acierto a dar una simple respuesta. No me considero ni optimista ni pesimista en general. Nunca sabía qué contestar porque no me parecía un planteamiento correcto. Algunas personas me dicen que soy un tipo raro, por lo que pienso y cómo lo manifiesto, pero yo no me considero especialmente raro. Cuanto más me muevo y más gente conozco, más gente veo que comparte ideas conmigo. Lo que sí es cierto es que puede que tenga algunas particularidades, las mismas que otros pero en una mayor concentración, por decirlo de alguna forma. Algunas personas me dicen también que creen que soy inteligente, otras seguro que piensan que no pero no me lo dicen. Tampoco me considero especialmente inteligente. Lo que sí que creo es que utilizo mi intelecto de forma distinta a la mayoría de las personas, pero no es que mi intelecto sea superior a la media. Eso es lo que me hace pensar y manifestar de la forma en la que lo hago y lo que provoca que muchos a mi alrededor me llamen raro o incluso inteligente.

Yo nunca he visto el vaso medio lleno ni medio vacío. Ninguna de las dos opciones me convence. Desde hace unos años ya vengo viendo que está por la mitad, y eso es lo que hay. Hay medio vaso de agua, punto. No es cuestión de pensar si mi ánimo aumenta o disminuye cuando miro el vaso; mi ánimo permanece inmutable ante el primer vistazo. Para determinar si eso es bueno o no, como todo es relativo, pienso en mí después de mirar la cantidad de agua. ¿Será suficiente? ¿Me apetece beber otra cosa? ¿Tengo además hambre? Así que dependerá de la sed que tenga y de lo que me apetezca tomar el hecho de que mi ánimo vaya a más, a menos o se quede como está.

En lo que llevamos ya de año 2013, estoy mirando mucho al vaso y pensando en lo que contiene y en lo que me apetece. Un amigo mío, a pesar de que creo que tiene los pies en la tierra, tiene un punto esotérico. Ambos somos acuario (con escasos días de diferencia) y ambos tenemos otras cosas en común respecto a nuestra forma de pensar y manifestarlo. Él insiste en que este es un año de cambio para él y que a mí me está pasando lo mismo. Sinceramente, no sé si es casualidad o no, pero no le puedo quitar la razón. Creo que 2013 está siendo un año en el que estoy cambiando, tal vez cerrando un ciclo y abriendo otro.

En este cambio, sin embargo, estoy mirando más hacia dentro que hacia fuera. Este cambio no creo que se vaya a corresponder con trabajo nuevo, piso nuevo, ciudad nueva o cosas materiales por el estilo. Creo que el cambio (tal vez evolución, tal vez no) sucede en lo que pienso y cómo lo manifiesto. Las cosas materiales están muy bien como están y espero que todo siga así por ahora, ojalá. El vaso de agua está igual que el año pasado o el anterior y yo era más que feliz con lo que había. Los viajes, los amigos, el trabajo, mi casa, las fiestas y la vida aquí sigue siendo genial y me sigue gustando. Sin embargo, ahora miro el vaso, luego pienso en mí y veo que no me basta. No me voy a precipitar, suelo ser más reflexivo que impulsivo, pero quiero más de mí y de mi vida.

2 comentarios:

paula dijo...

Mierda, aquí no te puedo poner una estrellita de favorito como en Twitter (sí, lo he intentado con una estrella casposilla pero no me ha salido).
Una entrada muy guay.Bisses.

Rafael MJ dijo...

Pues toma, la estrellita te la pongo yo a ti. Coge la que más te guste, o las dos: ☆★.