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6 jun 2013

Viena Imperial

El fin de semana pasado estuve unos días en Viena. Tanto aquí como allí había un día festivo, así que me cogí un par de días libres más y me fui a la capital austriaca. Había tiempo suficiente para explorar los rincones de la ciudad y también había planeado una excursión a Bratislava (que está muy cerca en tren o incluso en barco por el Danubio). Además, había algunas fiestas a las que quería ir. Casi siempre miro si hay algún evento en las ciudades que quiero visitar para matar dos pájaros de un tiro. Sin embargo, la visita no fue exactamente como la planeé, así que tuve que hacer cambios sobre la marcha.

Para empezar, las fiestas fueron mucho más tranquilas de los que yo pensaba. Me di cuenta cuando ya estaba en Viena y alguien me contó cómo era el club donde se hacían. Yo quería beber y bailar con la música a tope hasta altas horas de la madrugada (encima, estaba durmiendo a unos 2 minutos escasos del local), pero eran más el tipo de fiesta para socializar, mucha charla, mucho encontrarse con viejos amigos y música no muy alta para ambientar. Como no tengo viejos amigos en Viena ni ganas de hacer nuevos y sigo sin hablar casi alemán, antes de una hora ya estaba yéndome a dormir para aprovechar el día siguiente desde la mañana.

Por desgracia, tampoco pude aprovechar mucho de ningún día o, como decía, al menos no como pensaba al principio. El tiempo ha sido terrible durante mi estancia, con mucha lluvia, cielos grises y un desagradable viento frío. Tal vez hayas oído algo de las inundaciones en la zona entre Alemania, Austria y la República Checa; bueno, Viena no estaba inundada en absoluto pero el tiempo era así. Decidí cancelar cualquier idea de excursión a Bratislava (otra vez será) y pasé mucho tiempo de puertas para adentro. Por suerte, Viena tiene algunos grandes museos, especialmente el de Historia del Arte y el de Historia Natural. Algunas de las piezas más famosas del mundo están allí, son edificios preciosos por dentro y las colecciones se exhiben bastante bien y de forma organizada. Fue genial poder al menos vagar por las galerías sin prisa y con música en los oídos. Pasé también mucho tiempo en bares, restaurantes (¡comiendo Schnitzel!), descansando y relajándome en la cama jugando videojuegos, sin hacer nada más que pensar mucho; también necesitaba algo de tiempo para eso.

El único día con sol y nada de lluvia fue el sábado, así que por fin pude caminar a mis anchas por el centro. Todo es muy imperial en Viena y hay muchos edificios históricos bien conservados (tanto palacios como edificios de viviendas). Además, no solo los edificios imperiales y la música clásica son signos de identidad sino también los edificios modernistas. Justo al lado de donde yo estaba había también vida nocturna, algunos bares y un vibrante y gigantesco mercado al aire libre con muchos restaurantes y tiendas, desde alimentos hasta souvenirs. Con seguridad, uno de los sitios que más me han gustado de todo lo que he visto; me encantan estos mercados en la calle. Los jardines alrededor del Palacio Imperial, los que rodean el ayuntamiento, las zonas peatonales del centro, el barrio de los museos... Todo ello hace de Viena un buen lugar para visitar, pero intenta evitar los días lluviosos...

En general ha sido una visita agradable. En las próximas semanas, La Gira 2013 me llevará a otros lugares en Alemania, una mezcla de sitios conocidos y otros por conocer. Estoy incluso planeando una escapada cortita en bicicleta, pero aún no sé si lo haré. Es solo una idea, pero antes tengo que mirar otras cosas. Y claro, ¡también dependerá del tiempo!

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